El martes por la noche el presidente Alberto Fernandez firmó el decreto en el que se dispuso el cese del cineasta Luis Puenzo como máxima autoridad del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).
La decisión de la desvinculación de Puenzo fue tomada a partir de la marcha realizada el lunes en la puerta del Incaa. Allí varios representantes de la industria del cine nacional se manifestaron en disconformidad con la gestión del hasta ayer Presidente de la institución.
Antes de llegar a la firma de este decreto, el ministro de Cultura Tristán Bauer se reunió con Puenzo en el Centro Cultural Kirchner. Allí Bauer y el ganador del premio Oscar por “La historia oficial” mantuvieron una extensa charla, pero este último se negó a renunciar, tal como había lo pedido el Presidente.
Los reclamos a la gestión de Puenzo por parte de la industria del cine argentino pueden resumirse en dos cuestiones. Las mismas se relacionan con la parálisis en la ejecución del presupuesto destinado al fomento del cine nacional y la prolongación del plan de subsidios elaborados durante el gobierno de Mauricio Macri y la inactividad ante la posible caída de la Ley de Cine, que garantiza su autonomía financiera, el próximo 1 de enero.
Debido a esto, diversos actores del sector audiovisual convocaron el lunes a una concentración para pedir la renuncia de Puenzo: allí se desató una represión por parte de la Policía de la Ciudad, que tuvo como resultado tres detenidos.
Quienes se manifestaron el lunes frente al Incaa expresaron que el mayor descontento con la gestión de Puenzo tiene que ver con la no modificación del Plan de Fomento, que fue “impuesto en el gobierno de (Mauricio) Macri y concentra la producción cinematográfica en las productoras más grandes radicadas en AMBA”. Por otro lado, el Colectivo de Cineastas y la asociacion de documentalistas DOCA, quienes convocaron a la marcha, señalaron la falta de políticas por parte de la gestión que impulsaran la producción de cine en las provincias.