Hoy como desde hace varios años se celebra el Día de San Patricio, una festividad típicamente irlandesa pero que con el tiempo fue extendiéndose en todo el mundo, debido a que los nativos de Irlanda que emigraron llevaron sus costumbres y tradiciones a los diversos puntos del planeta.
El origen de esta tradición puede ubicarse en en año 387, en Beenhaven Taberniae, Escocia. Allí nació Maewyn Succat, quien luego sería conocido como San Patricio. Su padre era un oficial romano cristiano.
Al llegar a la adolescencia, Succat fue secuestrado por piratas. Ellos lo llevaron a Irlanda, donde fue obligado a trabajar como esclavo en el pastoreo de animales. Cuando logró escapar, se dirigió a Francia.
Tiempo después volvió a Irlanda, ya habiendo consagrado su vida a Dios. Allí peregrinó predicando el catolicismo, construyó iglesias y se volvió muy reconocido y popular.
Muchas leyendas y rumores rodean la vida de San Patricio. Se dice que la catedral de Dublín se erige en el sitio que utilizaba para bautizar a quienes se convertían al catolicismo, y también corre el rumor de que consiguió ahuyentar a las serpientes de Irlanda. Por otro lado, se dice que utilizaba un trébol verde de tres hojas para explicar a sus fieles qué es la Santísima Trinidad.
Succat falleció en el año 461, y fue enterrado en Saúl (Satragford Lough). Allí había construido su primera iglesia.
Al pasar el tiempo la festividad comenzó a ser considerada más que un evento religioso, un evento que representa el orgullo para el ser irlandés. El 1996 se llevó adelante el primer gran desfile de San Patricio en Dublín, y desde ese momento desde el gobierno se comenzó a promover la cultura irlandesa a través de este tipo de campañas.
Es común que en este festividad todo sea de color verde, hasta la cerveza (preparada con cerveza de color claro y colorante), y que predominen figuras como los tréboles y los leprechauns.
