La Cámara de Comercio de Pilar expresó un contundente comunicado en el que cuestionó los aumentos aplicados por empresas con posición dominante. Además, aclaró que los comercios de barrio no tienen responsabilidad en estas subas de precios.
La Sociedad de Comerciantes, Industriales, Propietarios y Afines de Pilar (SCIPA) se expresó públicamente contra los recientes aumentos en productos alimenticios y de primera necesidad.
La entidad sostuvo que estas decisiones responden a acciones unilaterales de las grandes empresas formadoras de precios, desligando al comercio local de cualquier responsabilidad.
“Con la marcada recesión que padecemos, subir los precios significa literalmente ‘pegarnos un tiro en los pies’”, señalaron. Y advirtieron que si a la caída del consumo se suman productos más caros, la recesión se volverá “insostenible”.
Desde SCIPA cuestionaron además que las compañías hayan anticipado precios calculados con un dólar de $2.000, valor que nunca se alcanzó, y que ahora, con la divisa en torno a los $1.300, lo utilicen como justificación para nuevos aumentos. “La mercadería nunca bajó y ahora que el dólar sube a $1300 utilizan esa justificación para, nuevamente, realizar otra nueva suba”, afirmaron.
La cámara remarcó que los incrementos impactan directamente en los comercios de cercanía, que deben abonar los precios fijados por la industria y luego enfrentan las quejas de los consumidores. “Los formadores de precios no dan la cara. Ellos no venden al público, sino a granel, por lo tanto nada les importa ya que cobran igual”, enfatizaron.
Según estadísticas elaboradas por la propia institución, muchos comercios intentan absorber parte de los incrementos para no agravar la recesión. Sin embargo, alertaron que las empresas productoras se comportan como “un barril sin fondo cuya voracidad conspira contra la actual política económica”.
En cuanto a las medidas a tomar, SCIPA adelantó que evalúa distintas alternativas: dejar de comprar a las marcas que imponen aumentos abusivos o hacer públicas las listas con los precios y porcentajes de incremento. “De esa manera será el consumidor quien decida si lo paga o no. Pero lo cierto es que la marca debe estar debidamente expuesta para que todos sepan quiénes son los responsables de realizar el golpe al bolsillo del consumidor”, concluyeron.